lunes, 30 de diciembre de 2013

I FUSILLI DI PISA




LA TORRE


Naturalmente, el campanario de la catedral de Pisa, la famosa Torre de Pisa, debía de ser vertical, pero los cimientos débiles en un subsuelo inestable, hicieron que se fuera inclinando desde el inicio de su construcción, allá por 1173. A partir de la tercera planta, altura que se alcanzó en 1178, tendió hacia el norte, pero, afortunadamente para la Torre, gracias al tiempo que pasaron guerreando los pisanos contra los Estados vecinos, el suelo tuvo tiempo de asentarse, de otro modo se hubiera derrumbado.
La Torre de Pisa tiene ocho niveles, 294 escalones en espiral y siete campanas, cada una corresponde a una de las notas de la escala musical.

MARTELLI

La pasta Martelli es mi pasta seca favorita. Su precioso envase contiene un producto todavía mejor. Se nota que está elaborada con cuidado, que se han respetado los tiempos de secado. Su textura rugosa se debe a que ha sido “extruída” y cortada a través de moldes de bronce: cualquier salsa se “agarra” mejor a ella que a una lisa (la mayoría industriales)
Sólo los miembros de la familia Martelli trabajan en la empresa. Una vez vi un reportaje de cómo trabajaban y era una elaboración completamente artesanal. Los Martelli producen en un año lo mismo que la Barilla en un día…
La fábrica Martelli está situada en Toscana, en un municipio de la región de Pisa. Sólo producen cinco formas de pasta, siempre seca y de grano duro: Spaghetti, Spaghettini, Penne, Maccheroni y, de reciente aparición: “I Fusilli di Pisa”

En italiano, el texto del envoltorio cuenta que, con estos Fusilli, la familia Martelli ha querido homenajear a “Famulus Salvius” el joven artesano que en 1294 fue contratado por el hornero Peciolo para hacer pasta en Pisa, comenzando así la larga tradición de artesanos de la pasta de esta ciudad.

El Fusilli es además un homenaje a la torre de Pisa y a su escalera en espiral


I FUSILLI DI PISA

El Fusilli es una pasta con forma de hélice. La hélice, la espiral tridimensional, es la sublimación de la curva.

Leí en un poema de Jesús Lizcano:

"Mi madre decía: “A mí me gustan las personas rectas”. A mí me gustan las personas curvas, 
las ideas curvas,
 los caminos curvos, 
porque el mundo es curvo…
…
A mí me gustan los mundos curvos; 
el mar es curvo,
 la risa es curva,
 el dolor es curvo; 
las uvas curvas; 
los labios curvos;
 y los sueños, curvos."

A mí me gusta la pasta curva porque además la salsa penetra perfectamente entre las espirales de este fusilli. Si se quiere disfrutar de ellos al cien por cien, basta con hacer una buena salsa de setas, que contenga un poquito de nata ligera, y cocer los fusilli un minuto en ella añadiendo además medio vaso de agua de cocción. Luego, ya emplatados, hay que rayarles rápidamente por encima un poco de Parmigiano-Reggiano. Si también se tiene la fortuna de contar con una buena trufa negra para rayar, el plato llega al cielo...